Por Ramona Rodríguez
Bilbao, Bilbo en euskera que es su lengua cooficial junto al castellano, es la capital de la provincia de Vizcaya que, a su vez, junto a San Sebastián y Vitoria Gazteis son las provincias que conforman el País Vasco, si optamos por referirnos en castellano, y si tenemos el detalle de referirnos en euskera, entonces diremos Euskadi.
Es la ciudad de la ribera, por lo que no cabe duda de su belleza por naturaleza, es indiscutible la afirmación que dice que una ciudad junto al rio o al mar encantos les sobran por doquier.
Bilbao tiene el privilegio de estar rodeada del rio Nervión y el mar Cantábrico, ambo componen su marco de presentación, y, por si fuera poco, también está protegida por montañas. Ellas son su abrigo, la resguarda con dos montes y Bilbao en medio de ambos, esto explica que el apodo de “Bilbo sea botxo”, que en castellano significa agujero.
Y, es ahí donde está asentada la Villa de Bilbao, en una depresión flanqueada a un lado por el monte, Archanda y el Picasarri por el otro. Privilegios que han sabido aprovechar al máximo, y diariamente suben cientos de turistas y locales a disfrutar de las impresionantes vistas de esta hermosa ciudad del norte de España.
Después de visitarla, si tengo que hacer una definición de ella, no se me ocurre otra que la siguiente: Bilbao tan moderna como tradicional, activa y atractiva, lluviosa y cultural, en fin, una ciudad con una oferta turística, gastronómica y cultural inagotable, características perfectamente combinadas que la convierten, no cabe la menor duda, en una ciudad sumamente interesante.
Años atrás no era raro escuchar decir, “Bilbao no es guapa, es gris”, lo cual se debía, a su intensa actividad industrial, minera y metalúrgica, lo que le permitió acoger a tantas familias provenientes de los alrededores y de distintos puntos de la península como Galicia. Andalucía, Extremadura y Castilla y León.
Familias completas de estas comunidades veían en Bilbao una gran oportunidad para mejorar su situación laboral y por ende, sus condiciones de vida. Lo cierto es que precisamente, como resultado de la labor de tanta gente trabajadora la capital vasca, es en la actualidad, una ciudad moderna, pujante y encantadora que merece la pena visitar y si te toca vivir allí, felicidades, pues es una suerte.
El Guggenheim y mucho más
Este Museo de Arte Moderno y Contemporáneo ha hecho brillar a la ciudad en todo el mundo. Estando en Bilbao, esta visita es obligada hacerla. Mirar el Guggenheim por fuera te invita ya a escudriñarle por dentro entiendas de arte o no, ya que el diseño de su edificio es capaz de impresionar a todo tipo de personas. Puppy, la mascota del museo hecho en flores naturales, es el perro más fotografiado del mundo.
Mama, la escultura de araña gigante colocada en la parte de atrás no te dejaran indiferente, y si llegas hasta allí dejándote guiar por la ría del Nervión divisando las torres Isozaki y el puente Calatrava seguro no te arrepentirás, es un auténtico privilegio.
Si bien es fundamental esta visita, no lo es menos la del Museo de Bellas Artes, cuya colección de obras es más amplia y rica que la del Guggenheim.
Un recorrido por el casco antiguo
El casco viejo es igualmente visita indispensable, si se da la situación de que dispones de solo unas horas para estar en Bilbao lo suyo es elegir Guggenheim y casco viejo. Todas las ciudades tienen su casco histórico y el de Bilbao es muy singular porque la esencia que caracteriza a los vascos, está impregnada en cada esquina de aquella majestuosa zona antigua.
También conocido como las siete calles que son: Belosticalle, Artecalle, Carniceria, Somera, Tenderia, Barrencalle y Barrencalle Barena. La concentración de estas vías convierte el casco viejo en el espacio gastronómico y de ocio por excelencia de Bilbao. Están repletas de bares y restaurantes para probar la rica cocina vasca, haciendo la ruta de los pinchos, además, concentra restaurantes de todos los continentes, no olvidemos que la cocina vasca tiene un puesto bastante alto a nivel mundial.
En el casco antiguo encontraras comercios con mucha historia y las típicas tiendas de artesanía, pero incluso aquí la cultura no se queda atrás, no es común que, en pleno centro histórico, la ciudad tenga no uno, sino cuatro museos, el de la Semana Santa, Arte Sacro, el Arqueológico y el museo vasco.
La Plaza Nueva y el Mercado de la Ribera es lo que confirma que el paseo por el casco histórico te llena de la esencia de la ciudad. La belleza arquitectónica de la villa impresiona, empecemos por sus puentes, el de San Antón, probablemente sea el más antiguo, el Colgante o Puente de Viscaya, en Portugalete que une las dos márgenes de la ría, tremenda obra de ingeniería, es un puente transbordador y solo hay ocho en el mundo, el Miraflores que es el más alto, Puente la Salve, el nombre oficial es Puente de los Príncipes, el más fotografiado porque está al lado del Guggenhgeim y el Zubizuri mejor conocido como el puente Calatrava.
Sus palacios, el Chavari, el de la Diputación Foral, edificio Sota, Euskalduna, Azkuna Zentroa, y Jon y el Arana, comprenden emblemáticas edificaciones que representan la parte atractiva y elegancia de la ciudad. También cabe destacar el Teatro Arriaga, Catedral de Santiago, su patrón, Basílica de Begoña, la Iglesia de San Antón, con la particularidad de su ubicación a orillas de la ría y junto al puente del mismo nombre, la Torre Iberdrola, símbolo actual de la transformación de Bilbao, y por supuesto, el Estadio San Mames, la catedral de su club de futbol.
Y, como era de esperar en el plano urbanístico, su nivel es tal que mereció un nobel urbanístico en el 2010 y en el 2018 un galardón como mejor ciudad europea otorgado por la Academia Internacional de Urbanismo.
Siguiendo el recorrido por la zona céntrica urbana
presidida por la Gran Vía, su columna vertebral, la Plaza Federico Moya y la Plaza Nueva, la más emblemática y las Plaza Miguel de Unamuno y la Vizkaya entre otras.
Los espacios verdes para el ocio al aire libre también ocupan importante puesto en la transformación urbanística de Bilbao. Artxanda es el pulmón, al que se puede acceder cómodamente en un funicular y el Parque del Monte Kobeta, considerado el otro pulmón. El vivero entre los municipios de Lezana y Galdakao, especial atención merece el parque Doña Casilda Iturrizar, es grande bonito y completo y está ubicado en el centro de la ciudad incluso, el Museo de Artes se encuentra en sus instalaciones.
Bilbao y el mar
La costa vizcaína rodea la capital, pero contrario a otras capitales de provincia, esta no tiene playa, esto sin embargo no representa ningún inconveniente porque las tiene muy cerquita, más de 20 playas según la preferencia del visitante, casi todas a menos de treinta minutos.
Consiente de su dinamismo ha preparado una red de transporte público muy completo, metro, tranvía y bus, cercanías, y como era de esperar dispone también del servicio Bilbao-bici, prestamos de bicicletas y una muy singular, el bilboats desde la ría del Nervión navegando y conociendo los atractivos de Bilbao, una ciudad que sin lugar a dudas te conquistara.