La directora adjunta de la Ortanización Panamericana de la Salud, (OPS), Mary Lou Valdez, dijo que, si se desea que nadie se quede atrás durante la pandemia por COVID-19, se deben acelerar los esfuerzos para garantizar una respuesta coordinada y óptima al virus con organizaciones y líderes indígenas.
Durante la primera de las dos reuniones regionales de alto nivel sobre el “Impacto de la COVID-19 en los pueblos indígenas de la Región de las Américas: perspectivas y oportunidades”, Valdez destacó las desigualdades en materia de salud a las que se enfrentan estas poblaciones e instó a los países a evitar adoptar un enfoque único para abordar la situación.
“La Región de las Américas se caracteriza por su rico patrimonio multicultural y multiétnico; no obstante, las poblaciones indígenas y afrodescendientes están a menudo sujetas a la discriminación y exclusión, lo que conduce a inequidades en materia de salud”, destacó.
Casi 55 millones de personas indígenas viven en América Latina y el Caribe, y más de 7,5 millones viven en América del Norte. Si bien los datos sobre la repercusión de la COVID-19 en estas poblaciones siguen siendo limitados, algunos de los factores que afectan a estos grupos, como el aislamiento, el hacinamiento, la falta de acceso a medidas de higiene preventiva y la mayor incidencia de las enfermedades preexistentes (como las enfermedades cardiovasculares y la diabetes), los hace más vulnerables a la transmisión y al cuadro más grave de la enfermedad.
Desde que comenzó la pandemia en la región, se han reportado más de 168.000 casos en poblaciones indígenas en 12 países, con casi 3.500 muertes. En algunas zonas de la cuenca amazónica, como Roraima y Amapa, en Brasil, y Cayena, en la Guayana Francesa, las poblaciones indígenas son diez veces más vulnerables a contraer la COVID-19 que otros grupos de las mismas zonas.
En ese sentido, Francisco Cali Tzay, Relator Especial de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas, manifestó que las poblaciones indígenas de la Región se ven afectadas desproporcionadamente por COVID-19. Agregó que la pandemia también ha exacerbado el racismo y el estigma hacia las comunidades indígenas, acusándolas de no respetar las medidas de salud pública y culparlas por las altas tasas de infección.
En su participación en la reunión, Mirna Cunningham, presidenta del Consejo Directivo del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC) y Tarcila Rivera Zea, directora del Centro de Culturas Indígenas del Perú (CHIRAPAQ), se refirieron a la necesidad de cerrar las brechas entre la medicina tradicional y la occidental. Mientras, el subdirector de la OPS, Dr. Jarbas Barbosa, pidió un enfoque centrado en las soluciones. «¿Cómo podemos amplificar las medidas eficaces que se han implementado localmente para abordar cuestiones como el acceso a los servicios de atención primaria de salud culturalmente sensibles y para asegurar el diálogo entre los líderes indígenas y las autoridades de salud?», dijo.
Durante la reunión, algunos representantes de la OPS, los ministerios de Salud y los grupos indígenas propusieron una serie de medidas para que se tengan en cuenta las necesidades particulares de las poblaciones indígenas en los planes de respuesta a la COVID-19 a nivel de los países.
Esto incluye tener lineamientos sobre cuarentena y distanciamiento físico que tengan en cuenta las tradiciones y costumbres culturales; hacer que la información y el material sobre comunicación de riesgos estén disponibles en las lenguas indígenas; tener un mayor reconocimiento de los determinantes sociales y ambientales de la salud; y recopilar datos desglosados para determinar las prioridades y dar seguimiento a las medidas.
Tras reconocer que cuando se trata de una pandemia mundial, nadie estará seguro hasta que todos estén seguros, Mary Lou Valdez instó a hacer una mayor inversión en la salud de las personas indígenas, tanto en el corto plazo como a más largo plazo. “Los pueblos indígenas son custodios celosos de una abundancia de conocimiento y prácticas tradicionales, idiomas y culturas, incluidas respuestas a crisis que han sido validadas”, explicó. La “inversión en su salud es una inversión en el futuro de todos.”
Reunión de alto nivel con grupos afrodescendientes
Esta reunión de alto nivel es la primera de dos sesiones virtuales que reúnen a ministerios de Salud de la Región de las Américas con representantes de los grupos indígenas y afrodescendientes para proponer enfoques interculturales como un componente central de la respuesta a la COVID-19.
La segunda reunión de alto nivel sobre el impacto de la COVID-19 reunirá a representantes de poblaciones afrodescendientes de la región, y se celebrará el 17 de noviembre. Al igual que el primer encuentro, se centrará en aunar a las organizaciones y los líderes afrodescendientes para tratar las necesidades específicas de esta población en relación con la respuesta a la COVID-19.
Estas reuniones, que se han organizado en el marco más amplio de la Política, Estrategia y Plan de Acción de la OPS sobre Etnicidad y Salud, tienen como propósito crear un espacio para el diálogo y la coordinación entre las autoridades indígenas y nacionales para ejecutar respuestas culturalmente apropiadas a las repercusiones actuales y futuras de la pandemia.